domingo, 26 de septiembre de 2010

DANZIG - DETHRED SABAOTH

Glenn Danzig. Personaje que despierta pasiones y odios sin igual. Su oscura y profunda voz, deudora de Jim Morrison y Elvis Presley; su imagen torva y conexa a ritos paganos; sus polémicas con otros artistas y bandas; una discografía que contiene títulos de culto junto con decepcionantes trabajos más preocupados por encajar con el entorno del momento que por ofrecer algo digno.



Quienes se alinean en el bando de sus admiradores, entre los que me cuento, necesitábamos un disco como este “Dethred Sabaoth”. Las últimas incursiones en el estudio del de New Jersey no habían resultado nada satisfactorias para quienes adoramos álbumes como “Danzig”, “Danzig II - Lucifuge” y el resto de su tetralogía inicial. Por decirlo de alguna manera, se invirtió la tendencia natural de un músico que siempre había sido pionero en los géneros que ha abordado (The Misfits; Samhain) y que, de repente, firmaba obras más propias de petimetres de usar y tirar.



Ya la propia carátula del álbum emite las vibraciones adecuadas. A medio camino entre el cómic y la serie B, como mandan los cánones de Evil Elvis. Pero es, evidentemente, cuando comienza la apertura con “Hammer of the Gods” cuando se confirma que no nos encontramos ante un sucedáneo de metal industrial ni nada parecido. Un ritmo pesado, como debe sonar el repiqueteo del martillo de dioses salvajes e idólatras. Y esa voz de barítono invocando fuerzas oscuras en medio de la tormenta sónica que ha desatado.



Llama la atención el uso del doble bombo y la irrupción de solos de guitarra larguísimos en muchas de las canciones, destacando en este sentido “Rebel Spirits  o “The Revengeful”, esta última de lo mejor del disco. No parece un mero capricho de los músicos en cuestión, sino que responde más bien a una declaración de intenciones; un guiño al oyente que analiza cada una de las aristas del producto al que se enfrenta.



Danzig es un hombre que siempre ha sabido combinar la fuerza bruta natural que desprenden sus composiciones, con pasajes melancólicos e intimistas que, en mi opinión, describen perfectamente la dicotomía que le otorga esa magia (negra, en este caso) inexplicable que conforma el aura que le rodea. La pseudo instrumental “Pyre of souls” y “Left hand rise above” cumplen esa cuota junto con, en menor medida, “Deth Red Moon”, fantástico tema este último con una cadencia más rítmica que las anteriores. 



Otras, como “Juju Bone”, nos recuerdan que el blues siempre ha ejercido mucha más influencia de la que a simple vista se otea en el horizonte de sucesos del pequeño coloso. Sus letras podrían haber encajado perfectamente en cualquiera de las ensoñaciones terroríficas de los añorados “Misfits”. Pasan los años y el bueno de Glenn todavía nos sugiere cómo deshacernos de compañías incómodas.



Quienes deseen abordar el álbum y esta suponga su primera incursión en el universo Danzig disfrutarán este trabajo sin problemas. Para aquellos iniciados, constituye el regreso del brujo a lo alto de su atalaya desde la cual vocifera los conjuros que nos han hipnotizado durante todos estos años.





4 comentarios:

  1. Gracias por la referencia musical. No conocía al tal Danzig y veo que su trayectoria es amplia. Me lo apunto en el estuche de las audiciones pendientes.

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  2. David, métete a fondo en su música. Te encantará. Te recomiendo sus 4 primeros discos (en spotify los encontrarás) y luego en el de la crítica.

    No te arrepentirás.

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  3. No sabia que había album nuevo. A por el!!!!

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  4. Toda la razón esta crítica, en este nuevol álbum emerge el danzig que todos hemos conocido....

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