domingo, 21 de julio de 2013

CUANDO LA NUEVA POLÍTICA ES LA ANTIPOLÍTICA

"Desconfía de aquel que centra todos sus esfuerzos en tratar de convencerte que no es lo que en realidad es." Anónimo.

Cargar contra la política y los políticos, hoy en día, ofrece mucho rédito social. Si alguien desea ver aumentado su prestigio ante los medios de comunicación, en las redes sociales, o entre sus amistades, nada más sencillo que destrozar a un partido político o una persona que se dedica a tal actividad. 

Basta con echar un vistazo a las innumerables columnas, artículos, debates televisivos e invectivas en twitter y facebook contra los principales agentes de las escena política para comprobar que la afirmación es correcta.

Sin duda, nuestros propios errores han contribuido enormemente a generar el caldo de cultivo en el que nos estamos cocinando a fuego lento. Pero hay algo más. Al margen de que los ciudadanos están plenamente legitimados para criticar todo cuanto estimen conveniente, hay toda una algarabía de formaciones políticas que, a través de la crítica al sistema establecido, encuentran su propia manera de hacer política...criticando a la propia política. 


Sí, lo sé. El vocablo "política" acoge infinitas acepciones y, desde luego, son muchas las imperfecciones que asolan al actual sistema político vigente. Pero quiero realizar esta reflexión sobre algunos ejemplos de los que he citado, ya que considero que ilustran perfectamente las tremendas contradicciones del tiempo convulso que vivimos.


Sin ir más lejos, tenemos a la formación UPyD. La gran mayoría de sus propuestas, una vez agotada la lucha contra el terrorismo, se centran en "acabar con los privilegios de los políticos", "para la regeneración democrática", "acabar con el despilfarro" y similares. Nada que objetar, en un principio. Sin embargo, su cofundadora y portavoz en el Congreso de los Diputados, Rosa Díez, personifica muchas de las lacras contra las que dicen combatir desde su formación. 


A saber: a la provecta edad de 61 años, lleva más de 30 ocupando cargos políticos remunerados sin interrupción, salvo el breve lapso transcurrido entre su abandono del escaño europeo en 2007 hasta su elección en el Congreso de los Diputados en marzo de 2008. Algo difícil de conciliar con lo que podría entenderse por "regeneración democrática". Otro ejemplo sería el gasto de 110 millones de pesetas que realizó desde la Consejería de Turismo del Gobierno vasco en 1995, con un séquito de más de 300 personas, en cinco viajes al extranjero. Ello no le impide después criticar el despilfarro que se realiza desde las CCAA y exigir el retorno de sus competencias al Estado. 




En cuanto a su objetivo de acabar con los supuestos privilegios de los políticos, como eurodiputada es beneficiaria de una pensión vitalicia una vez que se haya jubilado. Hasta la fecha, no ha renunciado expresamente a tal prestación. Por último, es preciso recordar que es una de las portavoces de grupo en el Congreso de los Diputados que utiliza coche oficial, pese a que podría renunciar a ello como hacen otros portavoces. 


Naturalmente, Rosa Díez tiene la legitimidad que otorga la democracia para formular todas las propuestas que estime conveniente, independientemente de su coherencia personal o no. Los ciudadanos, a su vez, son completamente libres de votar sus siglas tanto si conocen estos hechos, como si no es así. Pero es una buena muestra de los beneficios que otorga hacer un discurso contra los políticos y el actual sistema político, desde las mismas instituciones políticas e, incluso, yendo en contra absolutamente de los actos propios. UPyD, hasta el momento, sube en las encuestas publicadas en los últimos meses.


Otro ejemplo lo tenemos en Izquierda Unida aunque, en mi opinión, dista un abismo entre la anterior formación y ésta. Aún así, son varias las ocasiones que han formulado propuestas en la Cámara baja para aplicar mecanismos de revocación del cargo si se incumple el programa electoral, pero ello no les ha impedido apoyar diversos recortes en el Parlamento de Extremadura con su abstención en favor del PP, si bien hay que matizar que dicho apoyo se lleva a cabo en contra de la dirección nacional. 


Tampoco el discurso de acotar "privilegios" les es ajeno a ellos. Sin embargo, numerosos ex diputados de formaciones políticas que integran IU son beneficiarios del complemento de pensión que hasta julio de 2011 otorgaban las Cortes Generales a los parlamentarios que, cumpliendo los requisitos, así lo solicitaran. También Izquierda Unida avanza en las encuestas electorales y, en buena medida, gracias a su discurso "regenerador".


Aparte de las dos formaciones citadas, existen muchas otras con menor repercusión social y política que entonan la misma canción, siendo plenamente conscientes de las aparentes posibilidades que ofrece su melodía. He preferido mencionar a UPyD e IU por ser las dos más significativas y que más apoyos concitan de entre las que utilizan estos argumentos. 




Se trata, en definitiva, de algo tan antiguo como la propia política: tratar de recabar el máximo número de apoyos posibles a través de propuestas pretendidamente honradas. Sin embargo, tratar de vestir estas conductas como una nueva forma de hacer las cosas, como el nuevo status quo que debe asentarse en nuestras instituciones y formas de hacer política conlleva un peligroso juego demagógico. Tan solo es necesario que algunos ciudadanos se percaten de la falsedad e hipocresía aparejada con semejantes proclamas como para que todo se desinfle como un globo, añadiendo un peldaño más en el descenso hacia la deslegitimación y la desilusión de los ciudadanos con sus representantes electos.


La credibilidad y la recuperación de la confianza del resto de la población es algo que va aparejado con la transparencia, la información y la participación ciudadana, por una parte, y, especialmente, de algo tan sencillo de enunciar como difícil de acometer a tenor de los hechos y antecedentes: ser coherentes con las propuestas que se formulan y, en el supuesto de no poder llevarlas a cabo, explicar de manera profusa los motivos por los que no ha podido ser ejecutadas.

La solución a esta situación solamente puede venir desde la política y los políticos, entendida ésta como la fórmula democrática que permite mejorar la vida de los sujetos hacia los que debe ir destinada toda su finalidad y éstos, como aquellas personas que se dedican al ejercicio de la misma para dotarla de una realidad en el espacio de lo real.